España refuerza la protección al consumidor y recuerda que las mejores rebajas son las que no mienten.
Por Ziead Soltan
HoyLunes – Noviembre llega con luces, anuncios y una palabra que lo inunda todo: rebajas. Desde las grandes superficies hasta los pequeños comercios, el Black Friday se ha convertido en el punto de partida de la temporada de compras más intensa del año. Pero entre los descuentos legítimos también se esconden trampas sutiles, diseñadas para confundir al consumidor y convertir la ilusión del ahorro en una pérdida silenciosa.
Cada año, miles de consumidores denuncian casos de publicidad engañosa, precios inflados antes de las rebajas o productos falsificados. El Gobierno de España, junto con las comunidades autónomas, ha intensificado la vigilancia en los últimos años, especialmente en sectores sensibles como la electrónica, la moda y los productos del hogar.
En 2024, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) registró más de 2.000 consultas relacionadas con estafas durante el Black Friday, muchas de ellas vinculadas a compras en línea. Para 2025, las autoridades autonómicas han desplegado nuevas campañas de inspección y control de precios, con el objetivo de reforzar la transparencia y la confianza del consumidor.

Cómo operan las estafas: del clic fácil al engaño invisible
Las tácticas cambian cada año, pero el patrón se repite: ofertas imposibles, falsos descuentos y webs fraudulentas. Detrás de muchos anuncios llamativos se ocultan tiendas fantasma o sistemas automatizados que clonan páginas oficiales para robar datos personales y bancarios.
En plataformas de compraventa y redes sociales, proliferan los “falsos chollos”, productos que nunca llegan o que resultan ser imitaciones baratas de marcas reconocidas. En otros casos, se manipula el precio original antes de aplicar la “rebaja”, simulando un descuento inexistente.
Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 42% de los productos analizados en 2024 no mostraba una bajada real de precio durante el Black Friday. En algunos casos, incluso habían subido respecto al mes anterior.
España responde: control, sanciones y educación digital
Las comunidades autónomas, con Cataluña, Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana a la cabeza, han anunciado campañas específicas de inspección para esta temporada. Se realizarán miles de controles de precios y publicidad en sectores de alto riesgo, comparando los valores anteriores y actuales de los productos más demandados.
La Generalitat de Catalunya, por ejemplo, vigila más de 10.000 productos y ha intensificado el control sobre empresas reincidentes. En la Comunidad de Madrid, las inspecciones se centran en páginas web y marketplaces, donde el fraude resulta más difícil de rastrear.
Las sanciones por publicidad engañosa pueden llegar a 100.000 euros, mientras que las infracciones comerciales graves alcanzan hasta los 20.000 euros. Además, las administraciones recuerdan que el consumidor tiene 14 días para devolver un producto comprado en línea sin necesidad de justificar su decisión, un derecho que muchas tiendas todavía intentan eludir.

Los organismos públicos recomiendan seguir algunos pasos simples para evitar caer en trampas:
Comparar precios con antelación. Revisar el historial del producto semanas antes del Black Friday para detectar incrementos sospechosos.Verificar la
web. Asegurarse de que la dirección comienza con “https://” y pertenece a una empresa real.
Desconfiar de los descuentos excesivos. Rebajas del 70% o más en productos de alta gama suelen esconder engaños.
Guardar justificantes y pantallazos. Sirven como prueba ante cualquier reclamación.
Consultar el precio oficial del fabricante. Es la referencia más fiable para comprobar si la oferta es auténtica.
La Policía Nacional también ha reforzado su campaña de sensibilización bajo el lema “Compra segura en la red”, recordando que la seguridad empieza en el clic del consumidor.

Más allá del descuento: una cuestión de confianza
El Black Friday nació como una celebración del consumo, pero se ha transformado en un termómetro de ética comercial y responsabilidad digital. En un entorno donde el precio se ha convertido en reclamo y la prisa en hábito, la protección del consumidor es también una forma de educación colectiva.
España ha avanzado en la creación de una cultura de compra consciente, donde la vigilancia institucional y la prudencia ciudadana se complementan. Y aunque los estafadores siempre intenten reinventarse, cada campaña deja una lección más clara: el verdadero ahorro no está en gastar menos, sino en comprar con inteligencia.
La transparencia también es una forma de rebaja
El Black Friday no desaparecerá; lo que debe desaparecer es la ingenuidad ante el brillo de los precios. En una sociedad donde cada clic es una elección y cada compra una forma de voto, la transparencia se convierte en la rebaja más valiosa.
Las autoridades hacen su parte, los comercios responsables también. Falta, como siempre, la pieza esencial: un consumidor informado, paciente y crítico, capaz de transformar la cultura del descuento en una cultura de confianza.
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